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viernes, 2 de agosto de 2013

La señora empatía


La señora empatía
 
Un dia la señora Egoista caminaba muy orgullosa por el mundo de los sentimientos, contenta y animada ya que nunca dudaba de sus acciones ni  de su manera de ser. Ser sentía muy orgullosa siendo como era, ya que siempre conseguía alcanzar todos sus propósitos aunque esto supusiera ocasionar más trabajo a la señora tristeza , que se dirigía muy apresuradamente hacia los lugares  por donde la señora egoísta pasaba.

Uno de los días en que la señora Egoísta estaba celebrando otros de sus triunfos sobre los demás apareció de repente la señora empatía.
-Buenos días señora egoísta- dijo la Empatía mirándola detenidamente.
-Muchas lágrimas de tristeza se han derramado hoy por el mundo de los sentimientos. ¿Tienes tu algo que ver con ello?- pregunto la empatía en tono sorprendido.
-Quizás he lastimado algún que otro corazoncito para conseguir lograr mis fines - dijo sonriendo internamente
-Son gajes del oficio- contestó presuntuosa.
-Y te sientes contenta realizando tus actos sin importante el daño que puedas causar con ello- siguió preguntando la empatía.
-Pues verás, yo he nacido para triunfar. Me gusta sentirme poderosa, conseguir todos mis propósitos y vencer a cualquiera que intente demostrar que es mejor que yo simplemente por derramar bondad a su alrededor- continuó diciendo.
-La bondad no tiene cabida en el mundo de los triunfos- continuó diciendo la señora egoísta.
-Para vencer hay que competir, sin competencia no hay ilusión ni avance. Es necesario enfrentarse con lo que sea para salir airosa y ser ganadora. Los vencidos son los que lloran, los ganadores sonreímos.- continuó diciendo la señora orgullosa.

-Me gustaría que me acompañaras a hacer un viaje en el interior del mundo de los sentimientos para que conocieras algunos de los seres que tu manera de actuar a dañado- dijo la empatía acercándose cada vez a ella.
-¿ un viaje?- dijo asombrada la señora egoísta. No necesito saber nada de eso, no me interesa- continuó diciendo.
-Igualmente me acompañarás- dijo la señora empatía que con un ligero manto de terciopelo envolvió a la señora egoísta y la trasladó en un momento en dirección al interior del mundo de los sentimientos.

La señora egoísta no tuvo tiempo de reaccionar cuando de repente se encontró en el interior del mundo de los sentimientos.
-¿Pero qué es lo que ha ocurrido?- dijo asustada la señora egoísta. ¿ Dónde estoy?- continuó diciendo.
-Estás en tu interior – dijo la empatía observando a la señora egoísta que todavía permanecía perpleja.
-Haremos el viaje que cada día de tu vida has realizado y realizas, pero esta vez recibirás en ti misma las consecuencias de tus propias acciones- dijo la señora empatía cubriéndola nuevamente con su manto.
-Ahora percibirás en ti misma el dolor que causan tus actos, ya que , gracias a mi manto, te has transformado en mi misma, ahora has dejado de ser la señora egoísta para convertirte en la señora empatía- dijo la empatía en tono de seriedad.
-Cada acto que tu ser externo realice, lo recibirás en tu interior y lo percibirás como si el daño te lo estuvieras haciendo a ti misma , ya que percibirás lo que la otra persona siente cuando realizas tus actos egoístas para conseguir tus fines. – continuó diciendo la señora empatía.
-De esta manera te darás cuenta de que el sufrimiento ajeno no puede darte la felicidad ni puede hacerte sentir orgullosa- continuó diciendo la señora empatía.
-Mientras dure el viaje observarás y percibirás todo lo que tu ser externo está realizando y descubrirás que sentimiento se manifiesta en tu interior cuando provocas las lágrimas de otros seres.No podrás salir de tu interior hasta que hallas aprendido la lección y descubras que es realmente lo que da la felicidad y el orgullo interior- continuó diciendo la empatía.

Y dicho esto se marchó del interior de la señora egoísta dejándola sumida en sus pensamientos envuelta por una multitud de ruidos ensordecedores que provenían de su propio interior.

La señora egoísta siguió  con su vida en el exterior del mundo de los sentimientos y cada dia continuaba con sus enfrentamientos y con sus pretensiones de poder. Cada día realizaba algún acto de maldad que provocaba más y más tristeza en el mundo de los sentimientos que su imagen interna convertida en empatía los recibía como duros golpes que  eran difíciles de amortiguar.

Cada acto de egoísmo , su imagen interna de empatía lo recibía como si el acto se lo estuviera realizando a si misma, cosa que hizo que la señora egoísta se diera cuenta que algo en su interior había cambiado, ya que  , en vez de sentirse orgullosa y feliz por el triunfo conseguido, comenzaba a percibir un extraño sentimiento que nunca antes había experimentado, una sensación de tristeza y de vacio comenzaba a apoderarse de su interior.

Pero la señora egoísta no dudaba en continuar con sus propósitos y sus conquistas pese a que la satisfacción al realizarlos había disminuido. No podía entender porque los triunfos no la enorgullecían como antes, pensaba que quizás sería una emoción  pasajera y que cedería en cuanto lograra mayores triunfos.

Pero poco a poco, la señora egoísta comenzó a dudar de sus actos y de la finalidad de los mismos, comenzó a interesarse por el daño ajeno y a sentir que ligeras lágrimas que provenían de su interior comenzaban a resurgir al entender por fin , el sentimiento desconocido que hasta aquel momento había sido para ella  la tristeza por el dolor ajeno.

Los golpes que la señora egoísta había recibido  como consecuencia de sus actos se comenzaban a transformar en pena y dolor al entender que un bien propio no puede implicar un daño ajeno y que no puede dar como resultado el sentirse orgullosa de ella misma, ya que el triunfo no compartido , no es merecido y que una victoria no tiene valor si causa daño a su propio interior.

Poco a poco la señora empatía del interior de la señora egoísta comenzó a transformarse en otra emoción, mucho más hermosa y desconocida para ella, que le otorgaba la capacidad de poder demostrar su valía sin necesidad de provocar ningún daño más, ya que la emoción de felicidad y de orgullo provenía de la facultad de sentir amor por los demás y del reconocimiento de uno mismo de su propia capacidad de dar.

Mientras la señora egoísta transformada en empatía en su interior comenzaba a darse cuenta de que algo extraño pasaba , ya que ahora los golpes recibidos eran transformados en un bonito sentimiento de comprensión, aceptación y de respeto. Su propia manera de actuar estaba cambiando, un nuevo sentimiento había logrado transformar la imagen que la victoria representaba para ella, ya no era necesario ser egoísta para conseguir resaltar y sus fines lograr, ya que ese nuevo sentimiento le permitía alcanzar una nueva manera de triunfar, mediante el reconocimiento de ella misma de su capacidad de ayudar a los demás que era el único sentimiento que verdaderamente podía otorgarle felicidad.

Pasados algunos días, la señora empatía volvió de nuevo a aparecer por el interior de la señora egoísta. Muy sigilosamente le retiró la capa de terciopelo que había lanzado sobre ella y volvió de nuevo a aparecer la señora egoísta que ahora presentaba un nuevo aspecto mejorado y cambiado.
-Hola señora egoísta- dijo la señora empatía acercándose a ella. Veo que su interior se ha transformado ¿ cual es la lección que ha aprendido? – continuó diciendo.
-Pues he conocido la emoción del dolor y de la tristeza por el daño ajeno gracias a tu manto de empatía- dijo cabizbaja la señora egoísta.
-He recibido todos los golpes que daba en forma de dolor y de lágrimas, he conocido lo que se siente cuando te hacen daño y he conocido que las victorias no se demuestran compitiendo sino compartiendo- continuó diciendo  la señora egoísta.
-Creo que me he transformado en un nuevo sentimiento, un sentimiento que es mucho más valioso y que te permite sentirte orgullosa de ti misma a través de la comprensión y del respeto ajeno,  sin necesidad de causar daño - continuó diciendo la señora egoísta.
-Ya no seré nunca más la señora egoísta porque mi interior ha cambiado y con el mi manera de actuar: Ahora sé lo que verdaderamente me hace sentir felicidad , no es la derrota ajena la que logra tu orgullo elevar sino que lo que verdaderamente logra conseguir ser un ser digno de alabar, es el saber compartir tu triunfo con los demás.
-Veo que has aprendido muy bien la lección- dijo la señora empatía que envolviéndola nuevamente con su manto la dirigió hacia su propio exterior.

 

Una vez que la señora egoísta salió de nuevo al exterior se dio cuenta de todas las recompensas que había recibido por cada acto de bondad que había realizado que eran imposibles de poderse comparar jamás con las victorias conseguidas mediante ningún acto de maldad.

Y así fue como la señora empatía logró transformar el oscuro interior de la señora egoísta  que a partir de aquel momento la empezaron a llamar como la señora humildad.

Mónica Zambrano

 

1 comentario:

  1. Hola Monica, gracias por tus textos. siempre es agradable leer a otros.
    te queria comentar pero como critica constructiva que los fondos que pones a los textos son demasiado oscuros y hay partes del texto que son dificil de leer. si bajas la opacidad a ese fondo con el mismo fotoshop, el texto sera más leible.
    Por otro lado, esta historia de la señora egoísta, me hubiese gustado más si en lugar de ser explicada sólo con conceptos, hubiese sido explicada con ejemplos de cosas que le pasa a la señora egoista en su camino de cambio interior. Pequeñas historias que puedan dar imagen a esos cambios, que en la historia solo expresas con conceptos: egoismo, empatia, pretensiones de poder, acto de maldad, sensación de tristeza y vacio, mundo de los sentimientos, imagen interna, triunfos, enorgullecer, dolor ajeno, pena, bien propio, felicidad... etc. Que bonito seria poder leer esos conceptos viendolos en imagenes, en historias explicadas por ti.
    gracias
    g

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